viernes, 2 de julio de 2010

CUENTO: LA CASA EN LA CALLE DEL RECUERDO

La calle se llama el recuerdo y es sin número, una familia pequeña con dos niñas una de escasos 4 años y la otra de algunos meses, papá compro esa casa porque pensó que sus pequeñas necesitaban más espacio, un frente bastante grande, con un pequeño Jardín ideal para colocar los juegos exteriores incluyendo una alberca ¡había que pensar en ella el lugar es sumamente caluroso!, la casa no muy grande pero amplia suficiente para una familia de cuatro miembros dos recamaras un sala comedor, cocina y una baño grande, y el espacio de lavado ubicado en el patio y el porche era amplio, ideal para colgar una hamaca.
Llegaron a la nueva casa llenos de ilusión pensaban mirar crecer a sus niñas, la bebe daría sus primeros pasos ahí y la niña mayor tendría espacio para correr saltar y jugar de forma segura, siempre rodeadas por el amor de mamá y papá. Los vecinos unos patos y al otro lado alguna gallina que se lograba escapar, no había casas a los costados y tampoco enfrente, el lugar estaba un poco desolado pero durante el día estar en un ambiente natural es hermoso, las casas estaban separadas pero al fondo en una casa de madera pequeña una agradable vecina que en ocasiones llegaba a ayudar con la limpieza y el lavado de ropa era amable y estaba aprendiendo a querer a las niñas.
Quien visitaba la familia podía observar el gran amor que existía los esposos enamorados y al cuidado de sus bebes.
Papa siempre llegaba tarde, mama solía esperarlo mientras las niñas dormían, el lugar parecía más desolado de noche y tenía que asegurar con varios candados las puertas, siempre pendiente del teléfono, durante el día papá hablaba varias veces para estar siempre al pendiente de casa y antes de llegar usualmente avisaba. Llegaba cansado y hambriento mama solía prepararle algo de cenar, papa le daba un beso a mama amorosamente jamás olvidaba decir –Te amo- después iba a la cama de las niñas para darles un beso de buenas noches. Mientras cenaban platicaban un rato y luego se preparaban para ir a la cama.
Los días pasaban y las actividades diarias los absorbieron, papá seguía llegando tarde pero de pronto también empezó a llegar tarde los fines de semana, se veía distante y ya no dedicaba mucho tiempo para jugar con las niñas.
Entonces un día todo cambio, papa no amaneció en casa aunque regresaba algunas veces pero después no regreso. Mama sabía lo que había sucedido pero solo se le veía triste y preocupada.
Ahí seguían los vecinos -los patos y alguna gallina que de repente se escapaba-, la casa parecía más grande y más desolada con el paso de los días, la señora de la limpieza seguía llegando pero ahora solo lo hacía de vez en cuando.
Solo había transcurrido poco más de un año desde la llegada a la nueva casa. Y ahora ya estaba una nueva familia en la casa de la calle el recuerdo sin número probablemente con muchas ilusiones.

Anónimo

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